Con un antojo de más clásico y mejor estilo, le han dejado el título, no en el inglés machacón de tantas veces, sino en el latín sagrado que ojalá recuperásemos como universal "lingua franca".
"Ad Astra" discurre así entre la música serena de su banda sonora y la majestuosa belleza en las imágenes que fingen el espacio omnipresente en el argumento, la actuación de Brad en el personaje que encarna, pleno de metódica sobriedad reflexiva, de convencida predestinación y entrega, y los apoyos siempre maduros y sabios de Tommy Lee y Sutherland, causando en el espectador la admiración y la nostalgia del futuro que no alcanzaremos, la conmovedora melancolía en la distante aparición femenina y humana de Liv y un aura de heroísmo en el empeño decidido de investigar, de conocer y descubrir, ese fino y poderoso hilo que ensarta las hazañas inconcebibles de Alejandro, de Magallanes y de tantos otros gigantes para la eternidad.
Y por cierto, me da que algunos moteros querríamos una línea de cascos que algo se inspirasen en el que usa el astronauta del "film". Pónganse a ello los conspicuos diseñadores.
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