Procediendo a esperar el resultado final (fallo, recursos en instancias diversas y escalonadas), las Señorías del Supremo non solum atienden la petición de las personas particulares presentadas en la causa sed etiam protegen del descrédito y del patinazo (que supondría un nuevo paso en falso: las fechas incumplidas ya lo han sido; y el frustrado tanteo vaticano, que ya se comentó aquí, también) acaso definitivo, a este Gobierno ("por casualidad" de urgente atropellamiento para el concreto asunto del Generalísimo) que, como nos representa, aunque sea de aquella manera, nos salpicaría como Estado, como país y como Nación.
Las chapuzas que se derivan del rencor y las revanchas atrasadas, no deben extender su ridículo, si éste se produjera, sobre los ciudadanos.
Y es que un pulso se gana o se pierde. Y a veces, no siempre, hay ocasión para el desquite, para desafiar al campeón, para la segunda vuelta y así; pero es inútil empeñarse en negar la evidencia de las derrotas, es cosa que no se deja remendar.
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