Se ve que, como una muestra más de "pacífico civismo sonriente", unos cafres lanzaron huevos a Marta Sánchez durante una actuación de la cantante que, ante ese alarde de buena educación, resolvió retirarse del escenario.
Es la misma gente que pide diálogo. En donde fuera, y en demasiados otros sitios. Y de modo permanente.
No es una sorpresa y nadie en sus cabales ignora que nunca son de fiar; que sólo los blanquearán los cansinos de la cuerda disolvente y envenenadita.
Y seguro que tiene su dificultad, pero hay energúmenos que consiguen ser, de modo simultáneo, paletos, horteras y farsantes.
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