Yo tuve otrora acceso afortunado
a esa doble hermosura,
cifra y cima de toda arquitectura
que el aciago Destino ha cercenado.
Y anoche, la noticia
que me dio del suceso cierto heraldo
me conmovió de forma vitalicia,
evocando delicias y caricias
que amargos hados traen a este saldo.
"Lo podemos contar", "Dios, sobre todo":
vanos ensayos, elusivo modo,
frases hechas, inútiles endechas
que oponer con cansancio a la tormenta;
la mortal cuenta atrás, como una afrenta;
los élitros ociosos de los grillos,
la sangre azul vertida y los cuchillos
del primoroso canto de Magenta.
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