-- Procuro no fruncir el entrecejo
mientras conduzco por la carreteracon la velocidad tan limitada
que pienso que esto ya no es lo que era
y a paso de tortuga
cualquier intento de tocata y fuga
quedará en deslucida bufonada.
Procuro no fruncir el entrecejo
ante las toneladas de mentiras
de nuestros irritantes mandamases,
que no tienen un pase y con su abuso
y sus costosos manejos intrusos
acuerdan que hasta el aire que respira
el ciudadano esté sujeto a ucases.
Procuro no fruncir el entrecejo
con la televisión que nos ensarta
anuncios como espetos infinitos
entre resecos trozos de una tarta
de programas zurcidos con refritos,
y concursitos llenos de chorradas;
con tertulias inanes e inflamadas,
con atentados, crímenes, noticias
de morbos espantables y sevicias,
de artisteo insolente de aprendices
disimulados con malos barnices.
Y la escalada firme y laboriosa:
"los precios galopantes de las cosas"
de la cuesta famosa
para "fines de enero",
"queridos compañeros..."
-- Más vale que no sigas,
pues no sé qué te diga, estoy perplejo.
¿Consigues no fruncir el entrecejo?
Mucho se alegra Pionono del regreso del Hipocampo. Y que la tecnología nos sea leve
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