Te has dado a un viajar desaforado
y como un vanidoso globo hinchado
de aire ruidoso y petulante,
te vas por esos mundos adelante,
visitando naciones que, remotas,
te contemplan "poniéndote las botas"
y haciendo el papelón de presidente
muy engallado y muy cosmopolita,
por más que por aquí toda la gente
te tiene por ocioso papa frita.
Poner tierra por medio, de camino,
y que el fracaso y sus salpicaduras
te lleguen con sordina y como un trino,
dan la medida de tu caradura,
tu esquiva condición y tus ladinos
y ficticios designios peregrinos.
Pero eres fresco y eres arrogante,
sabes que estás de paso y no te importa
más que dejar tu huella extravagante
y hacer turismo gratis. Si comporta
un gasto escandaloso de dinero
tu antojo comediante y viajero,
cuando te pidan cuentas,
¿vas a decir "pies, ¿para qué os quiero?"
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