Ya es mala suerte, tú, que tu apellido
preceda a esa conducta tabernaria
y, heraldo de tu labia estrafalaria,
certifique tu rollo y tus bramidos.
Y me imagino tu comportamiento
de educando "ejemplar" en el colegio,
cuando desgranas tus rudos arpegios
para bochorno de este Parlamento
que inexplicablemente te tolera
y te da cancha mientras vociferas.
Y ahora me planteo,
por tu lenguaje tan falto de aseo,
si al repelús que produce tu tono
acaso habría que corresponder
tornándote a la jaula de los monos.
Y se inquiere Pionono:
ResponderEliminar¿Qué mal han hecho esos pobres monos
para que el Hipocampo hoy en su entrada
les reserve tamaña rufianada?