Si definitivamente vamos a dar por inevitable, y menos peor, esta fábrica de desorden e insatisfacción a la que andamos poniendo la etiqueta de democracia, con muy pomposa inercia; si vamos a sostener el asunto ese de las mayorías... entonces es urgentísimo que se establezca otra ley electoral, para que el esquema funcione sin la perversión presente que lo somete al abuso mafioso y a los variopintos chantajes y extorsiones de minorías manifiestas (del tamaño que lo sean, ¿vale?) a las que con escandalosa equivocación se les ha dado el mango de la sartén.
Del enredo actual la culpa está bastante, aunque desigualmente, repartida. Pero si alguien debería apretar, que sea la mayoría real la que lo haga. Y a tope, queridos.
No les interesa en absoluto.
ResponderEliminar