Suele coincidirse en la idea de que, en la ficción, y singularmente en el cine, los malvados siempre son personajes más atractivos para el público, incluso cuando éste disimula esa predilección secreta.
Así que en "Un pequeño favor" el personaje de Emily es un ejemplo notable de esos antecedentes, más de temer porque envuelve en deslumbrante vestuario de diseño, seducción y cínica desenvoltura una amoralidad de perfectas y relajadas proporciones que a la Blake la hacen sobresalir sobre el resto del elenco, en esta trapisonda poliédrica, en esta conspiración de varia lectura a cuya proyección en sesión matinal (como de costumbre) hemos asistido hoy.
La "peli" tiene ritmo y sorpresas, estética de lujo y calidad de acabado, mientras sugiere algun cabo, puede que suelto con deliberación, y se deja redondear, para más perfidia y mejor morbo, con canciones en francés, toque chic -- ¿cuánto hace que no leían ustedes eso? -- no del todo ajeno al humor, un punto maquiavélico y descarnado de la trama.
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