El oso polar me mira
flotando en el agua azul:
blanco, esponjoso, peludo;
yo, por el ojo de buey,
observo sus movimientos,
parsimoniOSO y atento.
Se diría que sonríe
disfrutando la cadencia
solemne como la ciencia
de un veterano doctor.
Con un fondo en baldosín
modesto de baño clásico
-- blanco azulejo de baño,
que es la moda de este año --,
incorpora su volumen
plantígrado, orondo, básico.
Las burbujas
destellan en ese mar
de divertida ficción.
¿Me creeréis si os cuento
que es testigo a barlovento,
o puede que a sotavento,
y ocurrente y nuevo invento
de estos versos de ocasión,
que incluyen en la sonata
del intermitente "blog"
de hoy,
esta voluble fermata
medida por el reloj
de esta sala donde estoy?
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