Sumergido en los sueños de continuas lecturas
y ajeno a esa otra vida de extrañas estructuras,
donde el Gobierno cambia y en el Mundial se empata
(todo a través de un filtro y todo, a dar la lata).
Cuando sale a la calle para ver lo que pasa,
vulnerando el blindaje del frescor de la casa,
encuentra que el calor, con todo su espesor,
ya llegó de viaje.
Y en una venta amiga, el tráfico contempla
mientras que unas croquetas y el lomo de rigor
-- dieta de Monseñor -- el horizonte templa.
¿Hay nuevas perspectivas a esta suave rutina,
ociosa y frecuentada por la Synvastatina?
¿Tardará tu regreso que con paciencia espero
y volverán tus besos otra vez, verdaderos?
Un gato cruza lento esta explanada al sol.
Yo me enredo y concentro sobre mi facistol.
(Y en verano, estos versos para pasar el rato
dan otra parsimonia al carácter del gato.)
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