Un recuerdo gustoso: entre la brisa,
los finos cascabeles de tu risa;
el brillo movedizo
en el entero encanto de tus rizos.
Hoy que bajo a la playa
(bueno, del todo no,
tan sólo hasta la valla),
observo a un padre que se da un paseo
con su niña en los brazos.
Y me parece demasiado escaso
el tiempo nuestro. Puede que te suene
algo nostálgico. No importa, Irene:
son las hojas de acanto
en este madrigal para tu santo.
"Ponme un moflete", te diré al regreso,
para darte unos besos.
Y en vez de "margaritas"
(que al presente las tengo tan proscritas)
te invitaré a un Nespresso
acompañado de unas almendritas.
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