Así que nos citamos en Campillos,
luego que salió el sol por Antequera,
el Comodoro y yo y la viajera:
un periplo sencillo,
tal vez algunas compras, de camino,
en las tiendas de artículos de piel,
productos de ese pueblo genuinos,
y quizá berenjenas a la miel.
Tres a la mesa, chistes, puesta al día,
conversación de temas veteranos
(la convivencia, el tiempo, cotidianos
análisis de las monomanías).
Para "tirar cohetes"
no era el mesón que nos recomendaron,
de manera que más bien nos dejaron
a una larga distancia de un banquete.
Lo que mejor salvó la melodía
fue el paisaje y la buena compañía;
Arcos, Bornos, Olvera,
¡qué hermosa y andaluza carretera!
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