Es tanta mi impericia en la cocina
y el repertorio es tan rudimentario,
cuando ensayo las mínimas recetas
que componen mi arreglo alimentario,
que puede que no exista en el Planeta
un caso así de tal indisciplina
acrisolado en largos calendarios.
Me encuentro al desengaño resignado
descartando nuevos aprendizajes;
asignaturas de un apostolado
inaccesible ya en este viaje.
(Aunque tengo un secreto
que cultivo con honda convicción:
para las sobremesas ante el mar
de ocasional color azul turquesa
recupero el café, la certidumbre
de la máquina antigua y de respeto.
Y mientras que me arrimo a esa costumbre,
un tanto misterioso ante los posos,
parezco un alquimista francmasón.)
Querido Rodrigo: Disfrutando de ese "cafelito casi pucheril" y, no es peyorativo, la dorada por detrás, cigalas a la derecha, boquerones y salmonetes a tu izquierda, con ese azul turquesa al frente.....; suscitas una envidia sana que ya te digo. Felices fiestas te desea el atento de Aluche.
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