Seguramente ya se ha considerado aquí lo discutible de esa disposición que nos hace cambiar la hora en nuestros relojes dos veces al año, y bajo la aparente justificación de un cierto ahorro energético.
Sostenemos que lo magro y mollar del asunto es que son las 4 estaciones (que decía Vivaldi) las que deciden, por su cuenta y a despecho de los "organizadores" de turno; las que determinan de manera implacable las más o menos horas disponibles de luz natural: y eso sí que influye en las actividades y el consumo de la tal energía necesaria para llevarlas a cabo.
Recientemente, dentro de la tendencia centrífuga o excéntrica que atravesamos, Baleares y Valencia acaban de descubrir que preferirían una opción inversamente parecida a la de Canarias, y ya la andan planteando.
Con lo que, ya puestos, igual podríamos concluir, añadiendo un par de palabrotas, que ya que parece que cada región quiere hacer (también en otras cosas) lo que le salga del coño, los jefes deberían dejarse de jodernos con los relojes.
Y Uds. perdonen.
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