jueves, 21 de enero de 2016

La pachanga nacional

Con el estilo "mandoncillo" que exhiben en las más insignificantes reuniones de vecinos de comunidad los ansiosos de "organizar" y "dirigir" cualquier cosa que se les ponga a tiro, los cabezas visibles de los grupetes políticos de la presente/reciente eclosión, declaman, al ser entrevistados en la "tele", sus visiones aldeanas, presumidas y disgregadoras de la cosa que llaman, hasta el aburrimiento, la plurinacionalidad del Estado español, la diversidad, las peculiaridades, etc.
Se aúpan en los votos de una ciudadanía manejable y manejada (fraccionada y desparramada), fingiendo que "representan a las mayorías", curiosamente todos y cada uno de ellos y ellas. Y, en el fondo, todos andan contraponiéndose, pavoneándose, luciendo esa inveterada característica de escaramuza interna y permanente, de guerrilla porque sí, de anárquica afición por el homicidio y el suicidio con tal de salirse con la suya, que hacen al español ruidoso tan inevitablemente español, incluso cuando no quiere serlo.
No parece que haya otra nación que tanto insista en subrayar con intención beligerante las diferencias entre sus gentes, o en fabricarlas a propósito, cuando no fueren suficientes las señales espontáneas de enemistad y fragmentación.
Y es que no hay manicomio para tantos locos, desengáñense Vuesas Mercedes. Pero mientras los medios de difusión/espectáculo se frotan las libidinosas manos ante tal abundancia disponible de esta peligrosa variedad del cotilleo, el dinero, dotado de una habilidad especialísima, siempre huye a tiempo; y son la miseria y el aperreo los que quedan, como llevamos visto en tantos ejemplos de populacherismo caribeño o comunismo del que sea, y no precisamente en Holanda y Dinamarca.

1 comentario:

  1. España: Dícese de aquel país en el que no cabía un tonto más.

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