¿De Guatemala a guatepeor?

Claro que al gallinero de los medios de comunicación le parece interesante, y le viene de perlas, el Parlamento de Monipodio que se avecina. Porque es justamente la carnaza de la que se nutrirá su propio cotilleo, su versión pretendidamente enjundiosa de cualquier "Sálvame" barato.

Pero al ciudadano normal (que anda, pobre de él, ocupado en la solución de los con frecuencia apremiantes y agobiantes asuntos y problemas cotidianos) no le va a sentar nada bien lo que, al parecer, nos espera: un carnaval político, que ya lo tienen demostrado, en el que cada cual seguirá yendo a lo suyo, en el que se fundirá cada vez más tiempo y más dinero en NO LLEGAR a fórmulas, a leyes que mejor administren y encaucen la tarea pendiente. Un carnaval de "tribunos" enfáticos enredados en sus estériles diatribas bizantinas, en sus prepotentes y obtusos enrocamientos y en sus malas o pésimas leches, egoísmos y mangoneos.

Los de siempre y los recientes, los instalados y los incorporados, que ya han asomado la patita también, y en un tiempo "record".

Hay momentos en los que cabe pensar que el personal no se merece este vapuleo; y hay otros en que se piensa lo contrario, que se lo merece. Por elegir lo que elige con los votos de sus mayorías enloquecidas y/o gilipollas: esta verbena vulgar que con ridícula vanagloria ostenta el rótulo de democracia.