La prueba, o el indicio, de que no es de los peores, la constituye el hecho de que entre sus propias huestes, que ya sabemos cómo son, le pusieron en su día la correspondiente zancadilla.
Y en su entrevista de hoy con la Griso, ha expresado con sensato juicio opiniones ponderadas y mesuradas que emite con tranquilo e inteligente tono. Al trasladarnos su conocimiento del "manicomio catalanista", señala (junto a matices que acaso podrían considerarse) todo lo escandaloso de esa trama mentirosísima que han ido elaborando, sembrando y regando los enredadores a tiempo completo.
Y una llamada, también clara, a la conciencia culpable que debería inquietar a esa inmensa mayoría negligente y/o cobarde o que se pasó de frenada en la ingenuidad más boba, que durante tanto tiempo no plantó cara, no desmintió las patrañas innumerables y no neutralizó, como debiera haber hecho, el germen y el crecimiento de la sucia intoxicación que ahora nos trastorna.
El problema es que estos, que ahora suenan tan bien y tan convincentes, tampoco pusieron los cojones sobre la mesa cuando tenían el poder. Y así estamos ahora.
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