El estandarte azul de los emblemas blancos es arriado con
gesto solemne, dentro de lo modoso, y esta vez no quedará desnudo el mástil
grácil que de soporte le sirve.
Porque ha decidido el conspicuo sanedrín del mar que, al
menos por unos días, ondee en su lugar la enseña de la R solitaria.
Símbolos de nuestra noria, imágenes como la visión
posterior de la Palmera, desde los postreros peldaños ascendentes, en mármol y
cerámica.
¿A que sí?
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