¿A Ud. no le parece que andamos entre asombrados y
zozobrantes cuando se observan los grandes movimientos financieros?
Plutócratas “megaguays” y ricos riquísimos, por libre o tejiendo
los cables indestructibles de esas redes que también son los Altos Consejos de
Administración (tal que andamios poderosísimos), etc. ordenan el cierre de esta
Caja, la absorción de este banco, el cambio de esta cosa a la otra, Sanedrín
Inapelable de Sabios, Brujísimos de la Tribu, Cúpula de Expertos Conductores
del Flujo Arrasador del dinero, Dinero, DINERO.
Meditaba yo, en mi modestia absorta y casi cotidiana,
tres o cuatro jornadas atrás, en una sucursal del logo/diseño Miró que de un
tiempo acá han dado en llamar Caixabank, si no lo he entendido mal.
La mente, por un lado; los ojos, por otro
(diversificación simultánea, tan rara en los varones, por lo general demasiado
sucesivos), leyeron lo que transcribo:
“A
partir del 1 de enero de 2014 los ingresos en efectivo en ventanilla efectuados
por personas no relacionadas con el deposito se cobrará una comisión de 2
euros”.
Eché en falta una preposición POR entre 2014 y LOS
INGRESOS. Y un acento ortográfico en la 1ª O para el pobrecito depósito.
Y luego figuraba otro cartelito que con valerosa, aunque
ambigua, ufanía rezaba: “Oficina
antiatraco”.
Añorando igualmente alguna que otra “coma” y la
previsible precisión de que los 2 euros serían cobrados, es de temer, por cada
ingreso, cuando intentaba nebulosamente establecer la relación entre mis dos
lecturas (discrepancia o coincidencia, azar inocente o rebuscada sorna), oí la
voz que, sacándome de mi abstracción, decía: “Ya he terminado. Podemos irnos”.
En la calle, camino del Clío, el Hipocampo llevaba una
invisible pero no del todo fantástica corona de estupor alrededor de su cabeza,
un poco como pieza cubista de ajedrez.
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