Lo que, ya muy desalentados por todo, nos temimos de ti: el
burdo y aburrido repertorio de consignas, terminología y frasecitas
prefabricadas del manual rojo-light en el que has crecido y del que alimentas
tu adocenado magín.
Lo de siempre, toto, salmodiado con la inerte rutina de
los papagayos (¿sois otra cosa?), repetido sin cansancio porque, de tanto
insistir, os consta que termina convenciendo a los del filtro frágil, a los del
criterio simplón o, peor, interesado.
Docenas de veces llevas ya presumidos los únicos 25.000
euros que recuperaste (verdad o no que sea) en tu creciente, las semanas pasan,
periplo de recién nombrada a dedo mandamás andaluza. ¿Te parece mucho, en
relación a la astronómica cifra escamoteada, defraudada, malversada,
traspuesta, Susanita?
Todo ese rollo tuyo, tan enfático como de poca monta y falaz,
lo soltaste, mira por dónde, en el programa de Ana Rosa Quintana, aquella que
publicó, y firmó como suyo, un libro relleno de plagios (“¿s´acordáis?”, como decía el fino Lopera, modesto rebautizador del
bético campo de fútbol y otro que tal de las cuentas turbias) y que, impertérrita,
sin mover la más ínfima pestaña, continuó y continúa en la tele, impermeable a
todo bochorno, cínica ajena a la palabra y la idea de la vergüenza.
¡Anda ya, panda de listas!
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