martes, 18 de diciembre de 2018

En el tránsito del último día, ¿nos recibirán con añafiles?

Lo único que nos faltaba para asemejarnos a los personajes de los que hablan las Teorías de los Antiguos Astronautas, o a los épicos sobrevivientes de la Guerra de Troya, era esta infinita balaustrada, abierta al espacio cósmico y a las ignotas simas de los mares, que es el "Internete".
Órbitas diversas, órbitas dispersas (y mejor que nada de zombies), el aluvión de los años transcurridos, con su rosario iridiscente de vicisitudes, y aquí andamos. Desde luego que hemos debido licenciar de sobra, y tiempo ha, aquellos automóviles diésel que apenas eran los disponibles en el mercado español de la época (muerto ya el Generalísimo, y Pérez Botija recomendando según qué rimas al enclaustrado que paseaba incansable y reiterativo por su estudio): un armatoste Chrysler y otro que tal Seat, con motor Mercedes, con los que frecuentábamos aquel lugar para seguir, entre copa y copa, devanando los prolijos temas de conversación, cuyo relativo fundamento era el pretexto, la excusa, para ponernos áticos y hacerle cara de displicencia al poquísimo caso que nos hacían las damas.
Algún rocambolesco episodio de aquellos lances en Arturo Soria tiene su página en uno de mis libros.
Curioso, pero ahora todo parece que está A más de mil kilómetros

1 comentario:

  1. Pionono tuvo, no por compra sino por herencia paterna en vida, un Seat 132 que atesoraba motor de la Sra. Benz, Dña. Mercedes. ¡Oh, tempora, Oh mores! Una vez instalado en los 130 km/h no se alegraba más, pero es justo reconocerle hoy que tampoco las más constantes ascensiones le llevaban a menos.
    Y esa referencia a "a más de mil kilómetros" le ha traído antiguos recuerdos de esos que el tiempo parece haber sepultado pero....resulta que no, que ahí siguen. ¿Roque Narvaja? ¿Noel Soto?. Me decantaría por el segundo (A más de mil kilómetros estoy pensando en ti, y echándote de menos con el alba.....decía)

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