jueves, 22 de noviembre de 2018

El espectáculo

Lo que mejor delató tu comportamiento de presunto cerdo fue la carrerilla, la manera atropelladita y subrepticia de huir con la que se te vio (todo se ve en ese instante de la grabación) cómo intentabas desentenderte, escurrirte ante el "Eh, eh..." del ministro, que te estaba señalando. Y no parece que Borrell sea especialista en inventar mentiras, como lo son muchos otros.
Pero, fíjate, lo que ha demostrado también la cobardía de tantos es la falsa equidistancia de los "pringaos" y de los mierdosos. Y la del que, muy aficionado a escaparse, no hace más que viajar para estar menos cerca de los líos, del feo recordatorio del indecente ya histórico y un poco inaugural que soltó (cómo pasa el tiempo) en la tele. ¡Menudo bocazas!   

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