sábado, 1 de septiembre de 2018

Bailarines. Y bailarinas, ¡no faltaría más!

Será un placer reivindicarte, Iceta,
después que ha contemplado mi estupor
la aparatosa y vana morisqueta
que a esa inglesa reboza en alcanfor.

Ahora tus movimientos
son casi de odalisca: un tal portento
al lado del desgarbo de esa dama
(que no tiene bastante con el "brexit"
y que, inmune al pudor, se desparrama
en una danza que es un oriflama
de la más imponente sosería),
que en estas fechas yo te aplaudiría.

La británica "premier",
¿estaba en sus cabales cuando hacía
tan loca ostentación de cervicales?
¿Era un impresentable mar de males?
¿Era una grulla o un ninot de falla
fallida en todo artístico propósito?
Semejante e insípida antigualla,
ensayando un floreo tan indómito
que atónitos nos deja,
¿no era inútil e inválida mojama
servida en espasmódica bandeja?

Conque, Iceta, me atengo a la verdad
que encierran los refranes castellanos:
"detrás vendrá quien bueno
te hará", sin duda es el que viene a mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario