lunes, 25 de junio de 2018

"Tully"

dispara más de un torpedo bajo la línea de flotación de distintos navíos, dejando los propósitos planteados o indirectamente sugeridos, un poco balanceándose en el aire o acaso en carne viva.
La "peli" por un lado puede parecer un elogio de la abnegación materna, del ama de casa familiar y sacrificada, que por añadidura está atascada con los restos del espejismo que ahora supone un marido, tan convencional y poco brillante que se aproxima a la caricatura más inane; pero como se sabe, todo ese esquema tiene unos costes muy altos de frustración, inercias, desencanto, etc. que terminan por no dejar apenas posibilidades para el equilibrio, por mucha eventual resignación de última hora que la vida real y los escarmientos vayan proporcionando.
Si ahí se añade la intervención de una sagaz ayudante de crianza, una niñera de diseño sobredimensionado, cuya eficacia entra de lleno en lo morboso/perverso, enseguida queda un nudo creciente, y una no disimulada pulsión lésbica, nada inédita por lo demás en los archivos de la mamá protagonista, que amenaza temible tormenta. La Charlize, bien, como suele. Y los detalles restantes del drama, los sabrán quienes se pasen por el cine a enterarse.
(La Almendrita llama a esto "destripar".)
Claro está que, de momento, las figuras maternas aún son difíciles de sustituir; y las necesitan para venir al mundo incluso los prototipos castradores de última generación, modelo Towanda Rebels y psicópatas envenenadas por indigestiones análogas.
Entre la música que suena de fondo en el film, se escucha con sorprendido agrado una dulce versión de "You only live twice", guiño más bien inexplicable, seguramente antojo de los correspondientes mandamases. 

1 comentario:

  1. Hola Rodrigo un placer conocerte a vos y atu obra.Me ha gustado leerte encontrarte y disgrutar lo bell que escribes
    un saludo desde Miami

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