domingo, 6 de mayo de 2018

Claves y meandros

-- ¿Una segunda oportunidad?
-- Ni pensarlo.
(Ya sé que su vanidad herida, que también algo implica de elitismo aristocrático, pone a flor de piel el más femenino y elegante de sus despechos.)
-- Bueno, me gustaría que reflexionaras con mesura acerca de lo sucedido. Porque con frecuencia te he señalado lo inconveniente del adocenamiento y las incomodidades inherentes a toda manifestación multitudinaria, ya sea deportiva, política o folclórica, incluso los sanfermines de Pamplona, las fallas en Valencia y las verbenas populares de la Villa y Corte.
-- No omitas la feria de Sevilla, aunque tú seas nacido en esa ciudad y tanto te guste llamarla Ixbilia, oblicuo y arcaizante que te pones.
-- Ahí le has dado. Y ("tú, como tu puñetero padre") que lo que se hereda, no se roba, no dejarás de darme la razón cuando repito que como en casa, no se está en ninguna parte, o que ahí hay una casa que parece un barco y se llama Residencial el Ancla, etc.

Difuminadas sendas divergentes solicitan el fluyente discurso de las neuronas y sus meandros. Hoy, decretado hace años un caprichoso aggiornamento del Día de la Madre (que no había causa decente para quitarlo del 8 de diciembre), doña Carmen acaso sonríe comprensiva, ante el legítimo, innegable y creciente parecido, que ella siempre notó, supo y quizá quiso, de RGB y RGF.    

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