jueves, 22 de febrero de 2018

Mayores

Lo curioso del caso es la paciencia
-- y hasta un cierto sentido del humor --
para asumir las nuevas evidencias
de forma coherente y con rigor:
el cauteloso aumento de las tallas;
el detallado estudio del oído
que, según dice GAES, ha perdido
algún agudo para las rondallas;
el melenón de rizos que en SOLERA
no lo tuvo cualquiera
y que era juego de la ventolera;
las articulaciones procelosas
dando, parsimoniosas, las señales
de que hogaño son algo perezosas,
remisas, no del todo en sus cabales;
las nuevas gafas para la lectura
-- "no tires las antiguas", dice Irene
que va sobrepasándome en altura --
y lo demás, cuando venga, que viene.

Está claro, Señoras y Señores:
nos hicimos mayores.


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