jueves, 12 de octubre de 2017

Jean Rochefort,

cada vez que he sido espectador afortunado de tus interpretaciones en el cine, una conclusión firme, definitiva me venía al pensamiento: la notoria evidencia de tu insuperable cara de francés, con un dejo de displicencia y de orgullosa "grandeur", no siempre justificada ni justificable, y que también exhibía con mérito equivalente tu colega y predecesor en la muerte Philippe Noiret.
De ambos admiro el oficio y la maestría, puede que de otro estilo y condición que los que caracterizan a los todopoderosos actores del cine hegemónico, pero dando muy mucho y tanto como los que más, la talla, y dejando claro que puede haber de todo en la viña del Señor.
Tan es así esto último, que quizá, ahora que Caronte te ha dado el postrer paseo, puedas encontrar desde tu actual mirador o atalaya la explicación de que ande suelto, en las ratoneras más excéntricas, veleidosas y centrífugas de nuestra península, tanto mierdoso hi de puta que llega a opinar si debería suspenderse o al menos mitigarse la Celebración de hoy, no fuera a ser que ofendiese o irritase a los escocidos e hirsutos rebeldes, a los herejes relapsos, partidarios y defensores de la causa cansina.
Porque, a otra cosa no sé, pero a manicomio, tal parece que no nos gana nadie.  

1 comentario:

  1. ¿Manicomio?
    ¡Hasta el conio
    de Puchdemonio!
    (Dice Piononio)

    ResponderEliminar