lunes, 21 de agosto de 2017

De las luctuosas y fúnebres ceremonias

Sin ingresar en la lujosa y heráldica categoría de insecto rebozado en ámbar, por los pertinentes servicios forenses y funerarios ha sido definitivamente retirado el momificado cadáver del moscardón intruso que, meses atrás, invadió con manifiesta imprudencia, con insolente osadía, la casi doble malla protectora de la ventana de la cocina en esta casa marinera y que, a guisa de agorera y severísima admonición, había permanecido expuesto de forma indirecta a la curiosidad pública, tan a menudo insana, como pedagógico ejemplo de que es muy fea costumbre acudir sin invitación a cualquier lugar o predio, y de que no por mucho madrugar, amanece más temprano.
Viérais agora con sutil deleite, con regocijo sin par, los movimientos alternativos y cadenciosos con los que una fina aguja de ida y vuelta ha restaurado la que, de ahora en adelante, recibirá con todos los honores el apelativo de Malla Inexpugnable, o casi, de Frankenstein, cuyo defensor cometido se prevé de larga y fructífera, feliz duración.    

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