sábado, 20 de mayo de 2017

Un sábado de los nuestros

Para que se vea que una mujer puede ser peligrosa (que no lo decimos como términos sinónimos, ni por un brote de misoginia), la Chastain interpreta a la implacable, prepotente y retorcida Sloane en la peli sobre su "Caso", bordando cumplidamente el personaje, con una aleación de dureza y antipatía de importante diseño, al margen de sus hechuras resultonas y aunque de momento no alcanza a la esotérica y elegante, malvada seducción de la Green, claro.
Desorienta un poco que el maniqueísmo del guión organice al final esa suerte de explicación/expiación de los motivos de Sloane, que no terminan de redimirla y que casi nada mitigan la frialdad de acero y el hondo encono fundamental de esta beligerante y ferocísima arpía.

El viento, ya por la mañana, se estaba poniendo más que animoso; y cuando salimos de la sesión matinal, pasadas las dos de la tarde, se terminó de encrespar y era todo un espectáculo, la vista del Puente, la avenida de azotadas palmeras, la Zona Franca, el istmo de siempre entre Cádiz y San Fernando, hoy de revoltosas crestas blancas de la espuma sobre el verde del mar.
El roadster, romántico y veterano como una soñadora Abuelita Berta, algo femenino (tiene sus días) y quizá un poco temeroso en razón de la edad, iba rezongando:
-- No falta más, ahora que nos arreglaron la avería, sino que se nos cayera encima una rama de éstas, de los árboles enloquecidos...
-- Vamos, no seas gafe: ya sabes cómo es esto.
-- Sí, sí, pero conduce con cuidado que vamos a salir volando.
-- O flotando.
-- ¡Digo! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario