lunes, 20 de marzo de 2017

Ayer era el Día del Padre, y...

Almendrita:
-- ¡Felicidades!
Hipocampo:
-- Gracias, corazón.
-- ¿Qué te pasa? Te noto ronco.
-- De la falta de práctica. De repente, no te lo vas a creer, horas y horas hablando y dándome cuenta de que la garganta, la voz, también requieren entrenamiento. Y que los días en el silencio absoluto del Santuario ya son una costumbre.
-- Te iré llamando por teléfono más a menudo.
-- Eso espero.
-- Y cuando vuelvas por Marsella...
-- Ya sé que no pararemos; aunque tú eres mi interlocutora/interruptora implacabilísima...
-- ¿No te digo? ¡Pero si tú no te callas ni debajo del agua..!
-- Es por el entorno: entre el acuario y el mar. Y además que ya andan anticipando los agoreros la ola gigantesca del maremoto que nos silenciará a todos.
-- ¿Dices el "tsunami"?
-- Te tengo dicho que no me hables en japonés.
-- Vale, papá.
 

1 comentario:

  1. Qué bonito, qué alegría, qué tremenda felicidad poder compartir palabras, sentimientos y requiebros con lo que uno más quiere. Felicidades!

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