domingo, 8 de enero de 2017

Apuestas arriesgadas

Los versos que te envío, las señales
de la temperatura de este río,
ni te suenan, porque jamás te digo
que se extienden cuando sueño contigo
y en sus ondas rizadas y termales
se mece y flota este amor tardío.

La indecisión, la duda, el titubeo
frenan mi corazón en su aleteo.
¿Al borde del abismo,
poner todas mis cartas boca arriba?
¿Probar con un tanteo tu erotismo
y en un apasionado fatalismo
llegar a tu mimosa negativa?

Ya sé que el NO, lo tengo, y que el trofeo
y la satisfacción de los deseos
no se alcanzan sin arriesgar la apuesta.
Mas ¿siempre hemos de ser los caballeros
los solos adalides de la gesta,
siempre expuestos a todos los aceros
de una evasiva o adversa respuesta?

-- Tendrías que sentar esa cabeza.
-- Ya lo canté en "Victoria":
"me complicó la vida la belleza". 

1 comentario:

  1. Sentar la cabeza quizá esté sobrevalorado... Casi nunca acierto a adivinar a la protagonista de tus "plegarias".

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