jueves, 6 de octubre de 2016

Trópico de Cáncer




Entre procacidades y barbaridades, que seguramente debieron escandalizar a bastantes lectores en el momento de su publicación, entre surrealismo y nihilismo, y descarnadas descripciones de una supervivencia aventurera e insatisfecha, discurre esta obra emblemática de Henry Miller que inadvertidamente ha permanecido en mis estanterías durante varias décadas y que por ello nunca había leído hasta ahora que las páginas de su modesta edición ya van comidas de amarillo y del insidioso moho típico de la playa.
Célebre y exagerada, quizá el paso del tiempo haya mermado parcialmente el discutible mérito de la fiereza que al principio exhibió (perdónenme los exégetas, los "entendidos", los implacables) y que tampoco sostengo que sea su única ni mejor cualidad.
No "llegar a tiempo" a según qué cosas, es otra de las maneras de perder, ese infinitivo que tan a menudo sabemos administrar los malos jugadores.

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