miércoles, 23 de marzo de 2016

Espronceda: más razón que un santo

Bajo salvajes pretextos que al parecer pervierten de manera abominable su propia religión, los fanáticos del terror se proponen acabar con todo lo que tenemos, porque no les gusta o porque les gusta demasiado y lo quieren para sus rabiosos y rapaces antojos.
El pulso es desigual. Y lo vamos a perder por decadentes, por falsos demócratas fingidos, por ilusos de las estúpidas utopías buenistas.
Y es que los invasores no quieren asentarse y participar con buenos modos; ni integrarse con respeto; ni "llevarse bien" con nadie. Sólo pretenden nuestro sometimiento y nuestro despojo. Como aquellos versos  "...la Europa os brinda espléndido botín: sangrienta charca sus campiñas sean, de los grajos, etc." 
Porque, y no será la primera vez, con la cobardía de nuestra sociedad materialista y repugnante de molicie (gente opulenta, afeminada ya), estos bárbaros tendrán muchas facilidades para liquidarnos.
Y ayudados, para más inri, de mucho mierdoso que anda suelto por nuestros propios patios.
Espronceda. Fueraparte del estilo, que nuestras mediocres lombrices contemporáneas tacharían de flamígero, heroico y ampuloso, de marcial y hasta de machista, que lea quien quiera su "Canto del Cosaco".

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