miércoles, 16 de diciembre de 2015

Una "birria" de debate

Fue penoso el nivel; fue un DESnivel.
La facundia con que los "analistas"
inflaban la morbosa expectativa;
la pompa concedida al magno evento;
el escenario o "set" minimalista;
el protocolo en el que Navarrete
(superviviente más que veterano)
portaba aquel paraguas en su mano
para defensa, ante la lluvia fina,
de los protagonistas de la noche;
y los nueve millones
de espectadores mansos que se dice,
a ojo de buen cubero, que los vieron...
Todo se fue al carajo.
Un ordinario y tabernario hortera
que insistió en peleonas embestidas;
un gestor tan pasmado y tan cansado
que pareció sin convicción, sin vida;
la añeja momia de un moderador
con expresión de yeso y don Tancredo...
Sólo pude con dos o tres fragmentos
de un espectáculo tan decepcionante.
"Molaban" los políticos de antes:
De Gaulle y Kennedy, hasta el orondo ruso,
aquel Nikita, el del zapatazo.
Ahora, residuales y coñazos,
son lo que sale por televisión:
los citados; los dos agazapados
que aguardan "pa" heredarlos la ocasión,
y poco más. Y así, los ciudadanos,
¿perderán la mañana del domingo
participando en esta democracia
tan sosa y de la señorita Pepis?
¿Habremos de extrañarnos
si, con irreverente idiosincrasia,
el personal más lúcido y consciente,
harto de tanto cántaro a la fuente,
"se compromete dándose a la fuga"?
¿Si no traga, si tampoco apechuga
y, en pleno desconcierto de esa huida,
va y se da a la bebida?
 

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