lunes, 26 de octubre de 2015

La OMS

Llena, casi sin duda, de sesudos especialistas, de notables expertos, de eminentes doctores/brujos en Medicina y quién sabe cuántas otras teologías, nos advierte con disimulado sadismo del riesgo de muerte por cáncer que corremos todos, y más, los principalmente carnívoros que en el mundo somos.
Cuando se nos va amenazando (que es otra forma de prohibir) con los infinitos males que acarrea vivir la vida, habrá que ir concluyendo que, puestos a suprimir los alicientes, nos va a quedar un horizonte sobremanera sombrío. Habrá que ir estrictamente concluyendo.
Porque para morirse, sólo es preciso estar vivo. Y, una vez traídos a este mísero mundo, ya estamos no sólo en riesgo de muerte sino también (non solum... sed etiam, el famoso cum... tum de Cicerón) en fatal e inevitable destino de la misma. La diferencia está en "palmar" pronto o después.
Y, ¿qué comeremos? ¿Frutas como los monos, verduras como los conejos, suponiendo que sea eso lo que comen? ¿Geranios a la plancha, algas, insectos, cáscaras de pistachos?
Estos cabrones ilustres de la OMS, ¿van de rigurosa buena fe o tenemos que sospechar, paranoicos, alguna suerte de conspiración, unas ganas de terminar de jodernos la existencia?
¡Como si no tuviéramos ya a los políticos!

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