sábado, 10 de octubre de 2015

Isabel Pantoja,

permiso va, permiso viene, el tercer grado que no acaba de llegar y el enjambre de parásitos que en televisión, o donde sea, viven a costa de criticarla con el mayor ensañamiento, a costa de roerle los zancajos.
Entre sus numerosos desafueros, sostiene esta horda de autoproclamados "periodistas" y de "arrimados" con ínfulas que, puesto que ella en ocasiones vende su vida, eso abre las compuertas al caudal de las tropelías; omitiendo dolosamente que sólo la cantante es dueña de su vida, así que la venderá o no, toda o en parte, según su personal criterio. Y que el paralelismo, o la correspondencia, sólo estaría en que vendiesen la propia ellos, sin más atrevimientos ni rastreras mañas de usurpadores.
Lo curioso es que, mientras, los Pujol, Rato, Blesa y tantos otros andan por ahí, cuando parece que (presuntos y todo) los enredos de "sus cuentas" son vertiginosamente mayores. Por cierto, ¿acabará también entre rejas ese futbolista bajito, aunque argentino, de ese más que un club?

Por si eso fuera poco, asistimos a una renovada epidemia de los melindres, siempre estúpidos, con los que se intenta esquivar la claridad del vocabulario en favor del buenismo más bobo y de la cautelosa, falaz e hipócrita "corrección política": ¿madres biológicas? ¿qué tal madres solamente para quienes lo son y madres adoptivas para las que, por su parte, lo sean?  

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