lunes, 12 de octubre de 2015

Celebraciones

No tengo nada en contra de las niñas; es más, tengo tres y son de mi clara predilección.
Pero celebrar el "Dia Internacional de las Niñas" con la brillante e inédita idea de iluminar en color rosa edificios y monumentos, ya va pareciendo una cursilada innecesaria y mayor de lo soportable.
Los cráneos privilegiados que imaginan y fomentan estas celebraciones quizá no tienen nada mejor en lo que ocuparse. Pero, si Uds. se fijan, casi no van quedando en el calendario días libres de esta epidemia, que tienen más ruido que nueces, envueltos en la arrasadora vorágine de los sucesos y noticias y cuya excesiva proliferación hará, acaso ya está haciendo, que todos ellos pierdan relieve y que algunos de nosotros los vayamos tomando a bobería y/o cachondeo.
Vivimos tiempos de masificación y mediocridades, de productos en serie y frivolidades sin cuento. No parecen los mejores para plantear y defender según qué causas que merecerían un tratamiento de menos lamentable escaparate.  

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