viernes, 23 de octubre de 2015

Cambiar la hora

Dicen que el sábado habrá que volver a cambiar la hora en los relojes de las casas, de los coches, etc. Es esa medida de supuesto y quizá discutible ahorro, respecto de la cual el Hipocampo cree haber tenido más de una discrepancia, seguramente ya expresada desde este acuario.
Pero el recuerdo es otro, en esta ocasión.
Era mi madre quien cada vez me lo advertía, por si mis ensueños y mis despistes, mis proyectos y mis beligerancias no me dejaban enterarme a tiempo.
-- Niño, acuérdate que hay que cambiar la hora.
(Otras veces me llamaba Rodrigo; como aquélla en que oyéndome la voz, le pareció que era mi padre quien llegaba.)
Imposible hacer la lista de todos los detalles con los que las madres nos ayudan, se ocupan de nosotros. Mientras les dura la vida; y puede que incluso después.
Que diré yo sino que doña Carmen fue de las mejores. En serio.
 

5 comentarios:

  1. Rodrigo, me alegro de que el problema de salud haya supuesto sólo un paréntesis en tu blog. Cada día lo leo y a veces me sorprendo a mí mismo buscando el enlace con impaciencia para comprobar si hay una entrada nueva.

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