viernes, 7 de agosto de 2015

¡Qué veranito!



Os lo aseguro: no era mi intención
recorrer hoy circuito tan diverso;
mas los Hados nos dictan la ocasión
y apenas queda el recurso del verso.
La mañana de ayer, nublada y rara,
desconcertó del todo mis propósitos.
Al mal tiempo, se dice, buena cara;
así que marqué un paso tan metódico
que, ya a las diez y media, la mañana
se inauguró con trío de “escoceses”,
 a modo de maitines de canónigo
que, no habiendo aduana
exigente y abstemia por ahora,
pueden pasar, elásticas, las horas,
soñando, iluso, junto a la ventana.
Y me vine a dar cuenta
de que iba a ser cambiante la jornada
porque acabé en la concienzuda tienta
de un cava catalán que me quedaba;
y luego un vino blanco, aragonés
de esos que tienen cara de inocentes,
y que, si no te fijas, no los ves
que te colocan absolutamente.

Me he permitido una postrer prudencia
y he cancelado el ciclo regresando
al escocés de malta, cuya ciencia
me traen de Gibraltar de contrabando.

(¡Qué veranito!)

1 comentario:

  1. Aunque sé que te va a dar igual, como te puedes imaginar, no me hace gracia. Esas cosas lo único que hacen es perjudicarte y nos duele a los que te queremos.
    Mi recomendación: acuérdate de alguien al que le dijeron que no leyera el periódico por su bien. Yo te digo... No veas tanta tele. Ponte las zapatillas y sal a andar, come más pescado plancha, bebe menos alcohol de ese que dices, vete a tomar un vino eso sí y charla con la gente (difícil) cuida las buenas amistades y despeja esa cabeza.
    "Lo que piensan las cabesas"


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