viernes, 15 de mayo de 2015

Aniversarios (exequias y laureles)



Andamos ahora con el de Antonio Vega, cuya evocación se renueva más que la de Hilario Camacho, más de mi preferencia.
Éste, como una y otra vez escribió e interpretó sus canciones mejor que muchos y fue cuajando estilo y coherencia (a pesar de los cantos de sirena, de la presión de las tentaciones), la mayoría de cafres que componen el grueso del presunto “respetable” y la mayoría de impotentes e ignorantes que forman el núcleo de la crítica “especializada” (no te digo) hicieron bastante caso omiso de él o le pagaron con cierta incomprensión, desdén y desconocimiento.
La muerte de Hilario Camacho fue también un merecidísimo bofetón en la cara sucia de esta sociedad entorpecida de televisión basura, corrupciones y horteradas, mediocridad y frenesí por coger el dinero y salir corriendo, política de saldo y tercera división, cultura ausente y quejosa, cine grotesco, etc.
A salvo por fin de tanta porquería, nuestro artista maldito se estará riendo de toda esa innumerable gentuza, y de aquellos memoriosos del último momento que le organizaron el postrero homenaje con más esnobismo y ruin vanidad que amistad y sentimiento.
Pocas fechas después de aquello, puede que alguien se acuerde, el masivo lanzamiento de un nuevo disco de Maná conseguía de los medios de difusión un escandaloso trato de superacontecimiento musical tan preferente como desproporcionado a la muy discutible y supuesta calidad del  grupo mejicano.
“Adios, Hilario”, le escribí a solas. “Y, ya que estarás por ahí arriba, pregunta por qué Dios le da pañuelo al que no tiene mocos.” 

1 comentario:

  1. Hola Rodrigo: He descubierto hoy este lugar en el que escribes. Te sigo hace años, lo mismo que seguí a Hilario Camacho. A cada uno os descubrí de diferente manera (pero esa es otra historia). Totalmente de acuerdo con lo que dices. Ya lo decía Hilario: "Volar es para pájaros". Un abrazo desde Zaragoza. Víctor Casas

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