martes, 24 de marzo de 2015

Selma



evoca con sobriedad y verosimilitud, con equilibrada corrección formal y un elenco de muy buenos actores, en medidos papeles, un tramo de los gravísimos conflictos que se produjeron en USA, como consecuencia de la segregación racial, segunda mitad del XX.
Sobrecoge sentir que todo eso ocurría anteayer (mientras la juventud de uno vivía en la relativa inconsciencia personal de apenas ser una suerte de impaciente cometa, de andar bebiendo ya los demasiados vientos de la ilusión y las insatisfacciones que procura la vocación que sabemos) y que todavía hoy, si atendemos a ciertas noticias de los telediarios, sigue asomando su cabeza de hidra, como si no escarmentasen.
Ni escarmentáramos.
Qué cosa, ¿eh?

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