miércoles, 25 de marzo de 2015

En la "casa de Guadalix"



se consuma en estas semanas el absoluto y más que merecido descrédito de ese personaje al que incluso su cuadrilla, otrora tan dócil, ya no puede “salvar”.
Jaleada y festejada por los más, y muchos, afines a su redomada vulgaridad y modos zafios, la sobreexposición de berrinches, histerias, palabrotas y despotismos de esta “figura mediática” ha hecho escandaloso lo evidente, e inviable cualquier disculpa.
Sólo los fanáticos más ciegos persistirán en aplaudir una conducta que no tiene pase, un esperpento que es escarnio de sí mismo, y que insiste durante años en vender un único e infumable culebrón cuya permanencia apenas se explica por la deplorable condición del público de turno.
Hasta el morbo tendría límites si la ignorancia y la torpeza no fueran ilimitados.
Y con el patio así, ¿nos hemos dado el derecho a votar y elegir, LA DEMOCRACIA Y OLÉ, a quienes han de gobernarnos?

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. Para tener derecho al voto deberían exigir superar un examen psicológico, algun test de inteligencia mínima o algo por el estilo.
    Porque así nos luce el pelo.

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