lunes, 23 de marzo de 2015

En Andalucía, una decepción más



Digan lo que digan los nuevos partidos políticos, aquí no hay todavía cambio que merezca tal nombre.
La gente ha vuelto a dar la mayoría a “La PSOE”; y la “segunda” mayoría al PP. Sin vergüenza.
Que no habrá que tener mucha para apoyar de nuevo a esos dos equipos inundados de corrupción y cinismo.
Las elecciones andaluzas han vuelto a ser la escenificación de los favores que hay que devolver. El poder enquistado y correoso de los socialistas destina mucho dinero, influencias, subvenciones, prebendas, recomendaciones, subsidios, enchufes, etc., de manera que el día de la urna no hay más remedio que retratarse.
Y, Virgencita, que me quede como estoy, es preferible asegurar la continuidad del pesebre, incluso de la migaja, antes que plantear cambio alguno.
Esto hubo ayer. Hoy, los “agraciados” presumen de triunfadores, sin ruborizarse ante la mediocridad, la venalidad y la ordinariez (creciente en manoteos y exagerado “acento” gritón/andaluz de taberna) que han exhibido, de las que han alardeado, como de una barata denominación de origen, Susana y los demás.
Para aquellos a quienes nos duele la sostenida y turbia postración de Andalucía, hoy no caben las felicitaciones.

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