viernes, 27 de marzo de 2015

Con la técnica y el oficio



que el cine americano del norte (como quien dice, USA) suele mostrar, “Obsesión” comienza siendo un más o menos drama que incorpora elementos más o menos transitados y previsibles (la gente que llevamos toda la vida yendo al cine tenemos poco margen para la sorpresa) aunque va creciendo en intensidad hasta aceptables cotas de pánico y violencia en las secuencias finales.
El personaje del mozo criminal y obsesionado reviste toda la gama de matices que lo hacen eficaz prototipo de odioso: casi un cliché. Pero funciona.
Y claro está, la incontestable belleza de López ilumina toda la cinta, mientras cumple con nota su papel y vuelve a subrayar su condición de ejemplo, cuando se habla de la hermosura de la mujer iberoamericana, a la que la impropiedad a veces interesada y las inercias prefieren llamar “latina”.

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