lunes, 30 de marzo de 2015

Al insigne, en el que fuera su transatlántico desplazamiento



¿Qué hondo estupor, qué imprevisto asombro causarás en gentes de tan otro y distante, y aun remoto, continente?
¿Cómo serán los gestos, los atropellados pensamientos, las frases espontáneas o bien calculadas, simples o retóricas, de verbal lucimiento o quizá apocado y romo trastabilleo, con los que interlocutores tan desconocidos e inadvertidos corresponderán a tu invicto exordio?
¿Qué reacción en sociedad, qué admirables reseñas de prensa, qué críticas literarias, incluso cinematográficas intentarán, acaso en vano, acercar a la pública opinión del Uruguay la sensación de tu llegada, de tus imponentes empaque y presencia, de tu sonora y abaritonada voz jupiterina en el momento de saludar a la plebe o a los laureados tribunos con la clásica, elegante, senatorial oración “Hola, soy Charly”?

N. del A: Al cierre de la edición, una duda nos atenaza y encocora: ¿será Charlie la ortografía “correta”?

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