martes, 4 de noviembre de 2014

Los tiempos de los verbos



Es imposible no verlo, no reparar en la impropiedad de usar el infinitivo para una exhortación o recomendación que a gritos pide el imperativo clásico, de noble y elegante resonancia latina.
Así reforzados por la convicción natural y la sana e instintiva clarividencia, la Dama de los Rizos y el itinerante Hipocampo se dirigen a la ya acreditada querencia de las croquetas de gran formato y las puntas de solomillo, coincidiendo también en el criterio y la apreciación del evidente mejor resultado de la fórmula empanada contra la alternativa “a la plancha”, pese a ser esta última de más razonable conveniencia si tenemos en consideración las exigencias de “la dieta que no del todo llevamos”.
Sobre esa relevante cuestión, sobre la luminosa comodidad de la fonética en el español y el italiano (a los idiomas me refiero) y sobre otros diversos temas fluye la charla, algo trastornada por Lolo I, el Inquieto que, aunque no tan joven ya, sobrelleva con alguna impaciencia su menor capacidad de participación en los debates.
Las nuevas chaquetas contra el frío, que acaba de declararse de repente, los excéntricos anacardos del desayuno inverosímil y el Martini Royal de sobremesa son otras tantas referencias, señales esotéricas, cauces de entendimiento y cariñosa comunicación en Granada.
Hoy, viento de poniente y lluvias. Aquí, transmitiendo desde la playa, con oleaje de frecuencia modulada.

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