sábado, 19 de julio de 2014

Kiko Rivera, alias Paquirrín



O un estreno extraterrestre.
Con dosis alarmantes de imprudencia, desahogo, atrevimiento e ignorancia, este aguerrido y desenfadado mozo, como cree que todo el monte es orégano, va irrumpiendo en el asalto de oficios que desconoce y que quizá jamás llegue a ejercer con un mínimo de presentabilidad.
Su innecesario, precipitado y esperpéntico debut como “cantor”, ante un numeroso y bastante estupefacto público, le ha dejado a los pies de los caballos, con el añadido de un testimonio filmado y grabado que tiene extraordinarias posibilidades de quedar como mancha grandiosa e indeleble en su expediente.
Con desaforada ferocidad y enconado escarnio, la mayoría de esos “enterados” que lo andan despellejando en televisión, ha demostrado tanto encarnizamiento como lejanía de lo relacionado con la música*, presumiendo de palabras y conceptos que han sido revueltos hasta el absurdo, brillantes pontífices de la torpeza.
Lo espeso es que todo el asunto, de tintes algo gigantescos, no deja de ser un síntoma de que cierto público y los medios que con insuperable grosería lo explotan y manipulan, van sembrando y recogiendo exactamente lo que merecen.

*La capacidad para la música es un don que sólo relativamente pocas personas poseen. El sentido del ritmo, la casi instintiva buena afinación pueden mejorarse con el estudio y la preparación, pero no son en absoluto la finca sin vallado que supone la gente, cuando toma el riesgo de transformarse en horda insolente y rapaz.  

1 comentario:

  1. Van Morrison, Swamp Dogg, Dylan o un tal García Blanca no son objeto de mi veneración por su sentido del ritmo o su facultad de afinación. Debe haber algo más, pero no acierto a definirlo.....ojalá nunca lo consiga

    ResponderEliminar