jueves, 6 de marzo de 2014

"Conde Nuño, henos de Pravia"



A 6 o 7, dijimos. Y hoy debería ser 6. (“Buenosnías”, qué supermercado tan bonito.)
Podemos divagar, soñar, fantasear.
Dar (como dicen los oradores más conspicuos y originales, fecundos e impredecibles) “rienda suelta a la imaginación”.
Y eso valdrá aproximadamente con tal de que no digamos nunca, o apenas, una mentira tan grande como una sequoia, un baobab o, cambiando de tercio, la pavorosa criatura que en los mares del Norte temen y desean a un tiempo los más rudos, avezados e intrépidos navegantes: el calamar gigante, el monstruo de las profundidades que se conoce con el nombre de kraken.
Que la mentira, hoy en día, sea corruptora moneda de cambio, caliente paño de la desvergüenza o asombrosa pirotecnia espectacular de los estafadores y los cínicos, debería llevarnos cuando sea, cuando se pueda, y ojalá que cuanto antes, a una catarsis bienhechora, a un borrón y cuenta nueva que curase con definitivo cauterio nuestros cerebros de esa y otras venenosas carcomas.

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