lunes, 31 de marzo de 2014

Incomodidades durante el riego



No será que no hay sitio de sobra.
Mismamente, todo el jardín; pero es que está la provincia de Cádiz; está la pobrecita y acosada España, cuyas gentes ingratas a duras penas se ponen de acuerdo sólo si se gana el (ya empachosísimo en su efeméride) mundial de fútbol, también puede decirse balompié; están la precaria Europa, el planeta, azul o marrón que sea, a estas alturas.
Y no digamos nada de la galaxia, el espacio sideral e insondable, ya te digo, hasta los agujeros negros, que tienen toda la pinta de no acabarse nunca...
¿Y va a resultar, mosca cabrona*, que no hay sitio para posarse sino, reiteradamente, exasperantemente, en este inocente aunque** velludo brazo de sufrido visigodo?

* (Vocativo. Da muy buen resultado para los énfasis y era de uso frecuente en el Senado Romano y otras ilustres y clásicas instituciones. Al presente, va decayendo por mor de la baja talla y condición mediocre de nuestros tribunos y politiquillos.)
** (Y éste es un ejemplo más de la adversativa que tanto nos gusta.)

domingo, 30 de marzo de 2014

... del cristal con que se mira. Y aun así...



Como una araña de mar de las algas móviles, la improbable reina del carnaval de Tenerife prodiga su oriental contoneo encima de la pasarela, donde exhibe ese atuendo tan aparatoso y barroco, tan prolijo y onírico que tardaremos en olvidar.
Este brillo, estos ruidos (el aplauso de los asistentes, la música de fondo) son, entre otras, las manifestaciones sensibles del momento.
Y, a pesar de ello, una preocupación invade su mente, ahora que el subsidio de desempleo está próximo a su fin: ¿encontrará, ingeniero técnico industrial, tres “masters”, un trabajo?
Cientos de miles, millones, tras largos años de estudio y abundantes gastos sociales y también privados, obtuvieron sus diplomas, sus títulos universitarios, todo ese prometedor lustre, toda esa tentadora apuesta de futuro.
¿Quién iba a querer aprender un mero oficio?
Los oficios, necesarios, a menudo indispensables, las personas que han aprendido a reparar un electrodoméstico, el motor de un auto, la grifería averiada, los que saben hacer el pan, reponer los cristales que rompió el golpe de viento, construir la mesa a medida, alicatar con nuevos azulejos el ya gastado cuarto de baño…
Los que te pondrán media suela y tacón en los zapatos.
¿Qué? ¿Arquitectos, economistas, abogados? ¿Solamente?
Ha convenido a los estados (¡LOS ESTADOS!) criar (con poco disimulo y, desde luego, suficiente tiempo) una ciudadanía ansiosa y subvencionada que en la misma proporción queda sujeta a las inercias y servidumbres del sistema. Doctrinas y lavados de cerebro han redondeado la faena. Lo llaman estado del bienestar, y es mucho más teórico y fantasioso que verdadero y posible.
El resultado es la cosa que conocemos y padecemos.
Así que cansa la retórica apenas digerida de las generaciones de nuestro tiempo más presente, renegando del sistema que por ejemplo les paga unos estudios y una formación con los que intentarán luego ganar dinerito y, si es posible, forrarse (no digáis que no, marrajos) en la vida real, cosa común y plausible, pero sin devolver lo más mínimo casi nunca, incluso largándose a otros países con la explicación de que aquí se les cotiza mal, para ejercer las profesiones cuyo aprendizaje hemos costeado con esfuerzo entre todos. Entre los que producimos y ponemos la pasta, vaya: la pasta para todo lo que se encarta, vía impuestos galopantísimos.
¿Qué tal si el que quiere un título universitario invierte en ese futuro como el que invierte en poner una relojería o un bar de ambiente andaluz?
Porque lo que se dice subvenciones y becas para todos y para todo, no hay.
La lista infinita de derechos, aspiraciones y hasta antojos, ¿con el dinero de quién y por qué deberá seguir pagándose?

sábado, 29 de marzo de 2014

Una inesperada contingencia



Una mañana, ante la ventanilla de estilo minimalista del Excelentísimo y Alto Negociado de Concesiones, Chollos y Suculentos Jubileos, se presenta una larguísima fila, no siempre ordenada, de 40 y muchos millones de españoles, todos iguales ante la Ley y con los mismos derechos (lo importante no son los deberes sino los derechos), todos hijos de Dios y herederos de su Gloria.
Un ujier de aspecto solemne y considerable estatura, aunque algo barrigón y de pelo rizado, va indicándoles con disuasoria parsimonia que se aproximen de uno en uno y planteen sus respectivas solicitudes. Y así:
1º de la fila: “Quiero estudiar para notario. Exijo una beca”.
2º: “Quiero llegar a ser cirujano. Exijo una beca”.
3º: “Me he decidido: seré piloto de Fórmula 1. Exijo una beca”.
4ª: “Pues lo que yo tengo pensado con mi churri es hacerme registradora de la propiedad. Y exijo una beca”.
5º: “Quiero poner una peluquería de señoras. Exijo una beca o lo que sea”.
6º: “Quiero ser arquitecto. Exijo una beca”.
7º: “Quiero ser indio piel roja y abrir un club privado para grifotas VIPS, tronco, ¿qué, que no? Venga tío, enróllate, como decía Tierno, a ver una beca, tronco, qué passaaa…”
8º y siguientes:…  
Miles y miles de años más tarde, el funcionario sobreviviente, descendiente legítimo del que estaba la mañana aquella, informa a la concurrencia de que al no haber ni de lejos bastante dinero para todos, sería discriminación injustísima e insoportable acceder a unas demandas sí y a otras, no.
La amarga verdad se refleja en los rostros muy envejecidos ya de los ciudadanos peticionarios. Algunos hombres sufren crisis de ansiedad y varias señoras se dan a la bebida. Así pues se decide, ante tal situación, que se nombre una Comisión Parlamentaria que estudiará, después del verano, las posibles soluciones cósmicas para esta inesperada contingencia.

viernes, 28 de marzo de 2014

Monopolios sodomizadores



El de las Compañías Eléctricas y el de las Petroleras/Gasolineras o como queráis.
Aunque sospechamos sus virtuosas orfebrerías fiscales y sus dobles contabilidades (que no aseguramos que las haya, sino que algo huele mal), cuando publican sus balances anuales, las ganancias son tan crecientes y fabulosas que para nos las quisiéramos todos.
La 1ª pregunta sería:
Si el ministro Soria y la Comisión de la Competencia ya han dado reiterados toques de atención, ¿se pasa a la acción o bien se sigue cobrando el fresco sueldo contra el bolsillo de los contribuyentes sin tomar medida alguna para defenderlos?
La 2ª:
La cara dura, ¿es de cota de malla, fibra de carbono o de algún material misterioso que han proporcionado los extraterrestres para colmar nuestro estupor y nuestra sinfónica desesperación, para “engalanar” este expolio al que nos someten nuestros sádicos monopolios sodomizadores?

jueves, 27 de marzo de 2014

¡Qué timo tan guay!



Los variados comunismos de toda la vida, y sus más contemporáneos herederos, apenas camuflados con etiquetas algo menos añejas y montaraces, siempre empiezan por predicar la libertad, la justicia social, el gobierno del pueblo, la verbena asamblearia y esas cosas estupendas.
Luego van llevándolo todo a la exageración y la tergiversación mientras les conviene para destruir el orden, el sistema, las estructuras (los que sean) vigentes; y cuando (ni pie con bola ni títere con cabeza) la dosis de caos y anarquía ya mola, se hacen con “el timón de la nave”, porque la gente está que se sube por las paredes mucho más de lo lógico.
Curioso que, tras tanto renegar del Estado y de la “policía represora”, terminen por fundar los suyos (o adaptar los anteriores), que resultan considerablemente más duros e implacables, inquisitoriales, absolutamente dedicados a no consentir la disidencia, que no ya la oposición. (¿Sirven de ejemplo nuestras checas fratricidas, Cuba, la URSS?)
Demasiadas personas intoxicadas por las parafernalias del catecismo rojeras, maquillado con cínica mentira de progresismo, se niegan a mirar lo burdo de un plan que busca la sustitución de una casta por otra.
Por otra a menudo más llena de avidez y resentimiento todavía.